El lobby de las «big techs» hace promesas irreales al estimular la carrera por los data centers en América Latina
- En el último año, las big techs y las empresas especializadas han presentado proyectos para instalar data centers en varios países de la región.
- A cambio de recursos (energía, agua y espacio físico), estos centros prometen desarrollo, oportunidades e inversión para los países.
- Muchas de estas promesas parecen poco realistas: la experiencia internacional demuestra que los centros de datos no crean muchos puestos de trabajo locales y que gran parte de las cifras prometidas se destinan a equipos tecnológicos, generalmente importados.
- Los expertos exigen transparencia, compensaciones para la sociedad y garantías claras contra los impactos ambientales de los centros de datos para que la implantación de estas estructuras beneficie a la región.
Por Aos Fatos
Actualmente, en América Latina se está produciendo una carrera por los data centers orientados al desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA). Políticos de al menos siete países de la región, presionados por grupos lobbistas, se están moviendo para aprobar rápidamente leyes y proyectos para la instalación de estas megaestructuras a cambio de promesas de inversiones millonarias y generación de empleo. Pero los «premios» de la carrera no son exactamente lo que las big techs han prometido.
Durante el último año, las big techs y las empresas especializadas del sector han presentado proyectos para instalar centros de datos en Brasil y otros países de la región, como Chile, Argentina y Colombia. A cambio de los incentivos ofrecidos por los gobiernos locales y los recursos naturales necesarios, estos centros traerían desarrollo, oportunidades e inversiones locales, según los representantes de estas empresas.
Sin embargo, las experiencias en otros países cuestionan las supuestas oportunidades que ofrecen estas megaestructuras, según explicó a Aos Fatos Alex de Vries, investigador de la Universidad Libre de Ámsterdam y fundador de Digiconomist, un sitio web dedicado a exponer las consecuencias económicas de las tendencias digitales:
“En Europa y Estados Unidos hay varios ejemplos de regiones con experiencias negativas que ahora intentan bloquear los centros de datos. Entonces, estas empresas tecnológicas comienzan a mirar hacia otros países, como los de América del Sur y el Sudeste Asiático, donde aparentemente estas promesas aún funcionan”, explicó.
Para De Vries, los países latinoamericanos “están persiguiendo fantasmas” e ignorando la información pública que muestra que muchas de las promesas hechas por las empresas tecnológicas son exageradas y, por lo tanto, desinformativas.
Aos Fatos analizó declaraciones de representantes del sector, artículos en la prensa local y especializada y declaraciones de políticos en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Paraguay y Uruguay para verificar cuáles son las principales promesas hechas por las big techs y los grupos lobbistas para instigar una carrera por los centros de datos en América Latina. A continuación, explicamos por qué muchos de estos argumentos no se sostienen en la realidad.
La búsqueda del «oro del siglo XXI», como algunos medios especializados y organizaciones han apodado a los centros de datos, es un hecho: la demanda de infraestructura de almacenamiento de datos impulsada por el crecimiento exponencial de la inteligencia artificial ha convertido al sector en una de las grandes apuestas de inversión mundial.
Actualmente, el mercado global de data centers está estimado en 242 700 millones de dólares y se espera que esta cifra se duplique para 2032. Esto se debe a que la demanda del servicio es mucho mayor de lo que las estructuras actuales pueden ofrecer.
Dado que estos centros consumen mucha energía, las grandes tecnológicas se han volcado en lugares con mucha oferta y precios más bajos. En América Latina hay varios “competidores” que encajan en este perfil. A cambio, las empresas prometen puestos de trabajo, desarrollo e inversiones.
El escenario se ve alimentado por el discurso de la competencia o de que existe una ventana de oportunidad limitada para contar con estas estructuras en sus países. Esta presión es ejercida directamente por grupos lobbistas y defensa del sector ante el ámbito político, tales como:
- ABDC (Asociación Brasileña de Centros de Datos);
- Chile Data Centers;
- ACOLDC (Asociación Colombiana de Datacenters y Tecnología de Datos);
- y la MEXDC (Asociación Mexicana de Centros de Datos).
Los argumentos que alimentan esta carrera también aparecen en medios especializados en sectores como la inteligencia artificial, inversores y el sector inmobiliario.
A menudo, esta presión va acompañada de peticiones para que los gobiernos agilicen las regulaciones o los incentivos para el sector:
Frase 1: Este activo que tenemos, esta gran materia prima llamada energía, tiene hoy un valor extremo. El mundo la necesita hoy, porque no se ha preparado con la infraestructura necesaria para los centros de datos. El volumen de dinero que se está invirtiendo es enorme en Estados Unidos. Quizás me lancen piedras por la frase que voy a utilizar: podemos ser el patio trasero de Estados Unidos para el exceso de capacidad, para el exceso de demanda que no puede satisfacerse allí — Marcos Peigo, director ejecutivo de Scala Data Centers, empresa con dos proyectos anunciados en Brasil.
Frase 2: Argentina enfrenta desafíos para atraer inversiones en data centers, pero aún tiene una oportunidad estratégica si mejora sus políticas, infraestructura y aprovecha herramientas como las zonas francas.
Frase 3: Chile tiene una ventana de oportunidad única para consolidarse como un hub tecnológico regional, pero para ello es necesario mejorar la predictibilidad en permisos y regulaciones — Catalina Achermann, directora de Chile Data Centers, organización regional de lobby.
Frase 4: [La entidad] también subraya la importancia de garantizar que la actualización del marco regulatorio asegure condiciones que fomenten la inversión y permitan satisfacer la creciente demanda del sector. — MEXDC, organización regional de lobby.
Una promesa que aparece en el debate de todos los países analizados es la generación de empleo y el supuesto fomento de una economía que gira en torno a estas estructuras.
Frase 1: “Los data centers representan un catalizador económico para Colombia, contribuyendo al crecimiento del PIB a través de inversiones significativas y la creación de empleo”. — ACOLDC (Asociación Colombiana de Centros de Datos y Tecnología de Datos).
Frase 2: “Entre los beneficios de contar con el data center de Microsoft en Chile [...] más de 17 mil nuevos empleos calificados”. — Gobierno de Chile.
Frase 3: “Cuando la unidad de Maringá esté lista para funcionar, dentro de seis meses, RT-ONE generará alrededor de 2000 puestos de trabajo y un número aún mayor de actividades económicas relacionadas”. — Fernando Palamone, director ejecutivo de RT-ONE, que prevé la construcción de dos centros de datos a gran escala en Brasil.
Frase 4: “La construcción de seis Centros de Datos en Querétaro, como parte del Plan México, y los cuales generarán 7 mil 200 empleos altamente calificados en el sector de la construcción y 900 empleos de trabajo permanentes". — Gobierno de México.
Frase 5: “Por cada gran centro de datos operativo se generan entre 200 y 400 empleos directos e indirectos, desde la etapa de diseño hasta la operación continua”. — IArgentina, con información del Uptime Institute.
Las declaraciones ponen de manifiesto el desacuerdo entre las propias empresas especializadas. Mientras que algunas hablan de decenas de miles de puestos de trabajo, otras citan cientos o incluso tienen en cuenta los puestos de trabajo indirectos.
Gran parte de los puestos de trabajo anunciados por las empresas se generan en la fase de construcción de los data centers. Una vez que la estructura física está lista, estos puestos de trabajo se cierran.
La realidad es que los centros de datos son estructuras altamente automatizadas y gran parte de su funcionamiento se puede controlar de forma remota. Un estudio de Gesel-UFRJ (Grupo de Estudios del Sector Eléctrico de la Universidad Federal de Río de Janeiro) publicado a finales de 2024 estima que una estructura a hiperescala puede emplear entre 30 y 50 personas.
“Los puestos de trabajo se crean en el lugar donde se gestiona todo el equipo, es decir, normalmente en algún lugar de California u otra localidad de Estados Unidos. En el centro de datos se generan básicamente puestos de trabajo relacionados con la seguridad, algo de mantenimiento y similares”, explicó Jorge Abache, profesor de economía de la UnB (Universidad de Brasilia) y ex asesor del BNDES (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social).
No faltan ejemplos que evidencian la escasa creación de empleo directo:
- En México, por ejemplo, Microsoft prometió emplear de 70 a 100 personas directamente y crear 20 000 empleos indirectos en torno a las estructuras. Dos años después, en abril de 2024, había 17 personas empleadas;
- En Suecia, Meta prometió 30 000 puestos de trabajo junto con el centro de datos construido en el norte del país. Una investigación periodística reveló que se empleó a 56 personas;
- En España, tres centros de datos de AWS (Amazon Web Services) empleaban a unas cien personas, incluidos los subcontratados.
- Dos centros de datos de Google en Virginia crearon 150 puestos de trabajo.
- Y la instalación de OpenAI en Texas contará con unos cien trabajadores.
Estos puestos de trabajo no son necesariamente puestos especializados y con salarios altos. Según una encuesta de GoodJobsFirst, el 35 % de los trabajadores de los data centers del estado de Wyoming, por ejemplo, no tenían cualificación, como es el caso de los guardias de seguridad y los auxiliares de limpieza.
Los ejemplos también muestran que existe un problema de transparencia: las empresas y los grupos de presión inflan las cifras con empleos de otros sectores o se niegan a detallar el número de trabajadores.
También hay controversias en relación con las promesas de que los centros de datos promueven el desarrollo local de empresas relacionadas.
Este tipo de estructura no interactúa con la economía local porque casi no tiene servicios auxiliares y las empresas que utilizan su producto no necesitan instalarse cerca de los centros de datos, según los expertos consultados por Aos Fatos y los estudios sobre el tema.
“No hay actividad económica adicional como resultado de la instalación de un centro de datos. Nadie necesita estar cerca de él. Los países vecinos pueden utilizar el centro de datos sin necesidad de estar dentro de su país, por lo que las empresas no tienen que desplazarse al lugar donde se ha instalado el centro de datos”, dijo De Vries.
“A diferencia de los edificios tradicionales, como almacenes, fábricas u oficinas, no sirven a las economías locales, sino que forman parte de una infraestructura global que se gestiona de forma remota y, en la mayoría de los casos, genera valor lejos del lugar donde se construyen”, explicó Max Schulze, que analizó el impacto económico de los centros de datos en Alemania, en una entrevista con AlgorithmWatch.
Todos los proyectos se anuncian como si fueran inversiones multimillonarias en la región y prometen crecimiento económico para los lugares donde se instalarán.
Frase 1: “Amazon planea invertir más de 4000 millones de dólares en Chile durante los próximos 15 años para apoyar la construcción, conexión, operación y mantenimiento de sus centros de datos en el país”. — Amazon.
Frase 2: “Una inversión de 4 mil 800 millones de dólares de la empresa CloudHQ, uno de los mayores desarrolladores de data centers en el mundo, para la construcción de seis Centros de Datos en Querétaro”. — Gobierno de México.
Frase 3: El proyecto Stargate Argentina representa una inyección estimada de hasta USD 25.000 millones en distintas fases, lo que lo ubicaría entre las tres mayores inversiones privadas en la historia del país — Emiliano Kargieman, director ejecutivo de Satellogic, empresa estadounidense de monitorización geoespacial.
Frase 4: Este es segundo data center de Google en América Latina, significa una inversión de US$ 850 millones y posiciona a nuestro país regional y globalmente como un hub de innovación — Elisia Faso, ministra de Industria, Energía y Minería de Uruguay.
Frase 5: [Los dos nuevos centros de datos] representan una inversión total de 1300 millones de dólares en la región — Odata, proveedor de infraestructura de centros de datos en América Latina.
Frase 6: “Queremos traer este procesamiento a Brasil, en primer lugar para evitar la salida de dólares al exterior en las cantidades que se están produciendo en este momento”. — Fernando Haddad, ministro de Hacienda de Brasil.
Pero parte de la grandiosidad de estas cifras proviene del precio de construcción de las estructuras: los data centers son caros y una buena parte del monto anunciado representa los gastos de importación de equipos e infraestructura.
Según un estudio de la ABDI (Agencia Brasileña de Desarrollo Industrial), los costes de hardware y software representan casi el 62 % de la inversión en la instalación de un centro de datos. Estos equipos suelen importarse porque no se producen en los países. Las entidades de ingeniería brasileñas han calculado una proporción similar (52,5 %).
Un artículo de la consultora McKinsey estima que el mercado de data centers orientados a la IA movilizará 5,2 billones de dólares hasta 2030. De esta cantidad, el 60 % se gastará en tecnología, el 25 % en energía y sistemas de refrigeración y el 15 % en materiales de construcción y terrenos.
En México, los residentes de la comunidad de La Esperanza, cerca del centro de datos de Microsoft, por ejemplo, denunciaron al New York Times que la inversión millonaria no llegó a la población.
Es más, los centros de datos terminan aumentando el costo de la energía donde se instalan, lo que afecta el bolsillo de la población local. Esto sucede porque estas estructuras consumen gran parte del recurso y terminan sobrecargando a las empresas de transmisión, que transfieren los costos a los consumidores.
Beneficios fiscales. En varios países latinoamericanos, el lobby de las empresas tecnológicas lleva a los políticos a aprobar beneficios fiscales para los centros de datos:
“Los gobiernos de diferentes espectros políticos no solo están ofreciendo incentivos fiscales, sino que, a menudo, debilitando las licencias medioambientales o exigiendo a cambio normas medioambientales poco claras y ambiciosas a cambio de los beneficios de una economía digital altamente concentrada en un puñado de países”, explicó a Aos Fatos Paz Peña, Mozilla Senior Fellow 2025 e investigadora de los impactos socioambientales de la inteligencia artificial.
En Brasil, por ejemplo, el Redata (Regime Especial de Tributação para Serviços de Datacenter), un programa creado por el Gobierno federal mediante una medida provisional, exime a los data centers de los impuestos federales y del impuesto de importación de componentes electrónicos y productos de tecnología de la información. El programa también establece parámetros de sostenibilidad para las empresas que, según los expertos, son defectuosos.
Otros países, aunque no cuentan con leyes específicas para los centros de datos, ofrecen beneficios fiscales a través de políticas públicas de inversión y zonas francas. En Argentina, el gobierno de Javier Milei aprobó el RIGI (Régimen de Incentivos a Grandes Inversiones), que ofrece 30 años de exención fiscal, entre otros incentivos, a las empresas de gran inversión. El beneficio fue utilizado por el proyecto OpenAI en el país.
En algunos casos, los beneficios fiscales provienen de los gobiernos municipales. Querétaro, en México, por ejemplo, eximió a los centros de datos de los impuestos ambientales porque, según el ayuntamiento, no son una industria contaminante. Aunque no son una fuente directa de emisión de gases, los centros de datos tienen un impacto ambiental en las regiones.
La construcción de data centers también se presenta como un “deber patriótico” para garantizar la soberanía digital y posicionar al país como un polo tecnológico global.
Frase 1: “Estamos entusiasmados por trabajar con Argentina en su proceso de consolidación como polo de IA para toda América Latina”. — Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI.
Frase 2: “Los centros de datos robustos, seguros y soberanos son la base de esta nueva era digital. Traer esta infraestructura a Brasil es preparar al país para competir a nivel mundial”. — Fernando Palamone, director ejecutivo de RT-One.
Frase 3: “América Latina tiene una oportunidad de ser un actor relevante, un actor soberano y también un actor que incide de manera activa en el rol y el rumbo que toman estas tecnologías en la construcción de nuestras sociedades”. — Aisén Etcheverry, ministra de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de Chile.
El argumento es que la presencia de centros de datos en los países les permitiría dejar de depender de Estados Unidos, Europa y China para el procesamiento de datos. De hecho, la gran mayoría de los países latinoamericanos dependen de empresas extranjeras para almacenar datos gubernamentales críticos.
Lourenço Galvão Diniz Faria, consultor de innovación y sostenibilidad de Calden, empresa especializada en el sector energético latinoamericano, afirma que es importante contar con una infraestructura física en el país, pero que debe ir acompañada de un control de los datos que circulan por esas estructuras. “El problema es que estos centros de datos privados no tienen ese objetivo”, declaró a Aos Fatos.
Los proyectos de centros de datos a hiperescala en América Latina están, en su mayoría, vinculados a las big techs o a empresas extranjeras. Es decir, aunque estén ubicados en la región, seguirá existiendo una dependencia tecnológica extranjera.
“En este escenario, lo que se promueve no es la soberanía digital, sino una nueva forma de dependencia estructural, en la que el territorio funciona como base física para el funcionamiento de plataformas globales, sin garantizar el control sobre los flujos de datos ni la participación en los beneficios económicos derivados”, escribió el Idec (Instituto de Defensa del Consumidor) en un estudio publicado sobre el tema.
“La soberanía digital no se construye con exenciones fiscales para empresas extranjeras, sino con inversión en conocimiento, capacitación tecnológica e ingeniería nacional”, advirtió una nota técnica de entidades de ingeniería brasileñas publicada en octubre.
Cabe recordar que, en el caso de las empresas estadounidenses, existe además la Cloud Act, que permite al Gobierno estadounidense solicitar datos almacenados en cualquier empresa con sede en el país.
En varios países latinoamericanos, los centros de datos se siguen construyendo en zonas francas, regiones que promueven beneficios fiscales y aduaneros y facilitan la exportación. Ejemplos de ello son las estructuras de Odata y Equinix en Colombia y el data center de Google en Uruguay.
Las empresas de tecnología también son conocidas por su falta de transparencia. Además de ser muy difícil obtener información sobre ellas, las big tech también tienen un historial de firmar acuerdos de confidencialidad, como ocurrió con el data center de Google en Cerrillos, Chile.
En un artículo publicado en Monitor Mercantil, Israel Fernando de Carvalho Bayma, exconsejero de Anatel (Agencia Nacional de Telecomunicaciones), señala que no tiene sentido hablar de soberanía cuando no hay transparencia: “los datos en suelo nacional, bajo códigos indescifrables y licencias restrictivas, siguen siendo vulnerables a asimetrías técnicas y jurídicas, incluso extraterritoriales”.
Los centros de datos son hoy en día una pieza clave de la economía digital, y su número debería aumentar en los países en desarrollo, siguiendo el crecimiento exponencial de la demanda de procesamiento de datos.
“Para alcanzar los objetivos de digitalización, preservando al mismo tiempo los escasos recursos hídricos de alta calidad, las redes eléctricas nacionales y reduciendo su huella de carbono, se anima a los países a regular el sector con servidores más eficientes desde el punto de vista energético y centros de datos respetuosos con el clima”, señala la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en un documento de buenas prácticas publicado en junio de este año.
Además de las garantías contra los impactos ambientales de los centros de datos, los expertos y estudios consultados por Aos Fatos afirman que se necesitan compensaciones claras para la sociedad, de modo que la instalación de estas estructuras beneficie a las regiones.
“Los data centers requieren mucha energía y agua. Y estas empresas, que utilizan intensamente los recursos de la región, no tienen, por parte de los gobiernos, obligaciones de contratación local ni de desarrollo regional”, afirma Natalia Zuazo, consultora de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).
Se citaron como ejemplos la garantía de creación de puestos de trabajo, la promoción de la formación y la transparencia de la información.
La otra cara
Aos Fatos se puso en contacto con todos los políticos y empresas mencionados en el reportaje para darles la oportunidad de comentar. Las posiciones ya enviadas se pueden consultar a continuación:
RT-One
“Los puntos mencionados entrelazan conceptos que, debido a su amplitud, deben analizarse uno por uno. Los temas principales son: dependencia tecnológica, soberanía digital, cadena de suministro, generación de valor económico y competitividad global. En el texto, entró en detalle en cada uno de estos temas.
En general, es importante destacar que la soberanía digital no consiste en fabricar todos los componentes localmente, ni siquiera en tener todos los insumos locales.
La soberanía digital significa garantizar que los datos y las operaciones de procesamiento digital permanezcan en México bajo el control de las leyes mexicanas.
La tecnología moderna permite que esto ocurra, incluso cuando el origen corporativo es extranjero.
Por último, desde el momento en que se traslada el procesamiento de datos y las transacciones digitales al territorio nacional, también se crea una cadena de valor económico local.
Al dejar este procesamiento fuera de Brasil, estamos renunciando a la seguridad jurídica y exportando puestos de trabajo. En comparación, en Estados Unidos, este sector fue responsable de más del 90 % del crecimiento del PIB en la primera mitad de 2025”.
MEXDC
La Asociación Mexicana de Data Centers (MEXDC) se conformó en 2023 para unificar los esfuerzos de las empresas del sector de Centros de Datos y acelerar el crecimiento de la economía digital del país. Actualmente es el portavoz de los intereses de 131 organizaciones involucradas en la industria y se ha enfocado en establecer un mapa de ruta que sirva de base para atender las necesidades y desafíos a través de las acciones estratégicas de las Comisiones de Talento, Energía, Sustentabilidad, Normatividad y Conectividad.
La regulación de esta industria es uno de los pilares de trabajo de la MEXDC y la base de ello está en el desconocimiento de las instituciones y gobiernos, tanto locales como federales, sobre los beneficios, capacidades de crecimiento y desarrollo integral de la industria de Centros de Datos, además del impacto económico.
“Estamos trabajando con los líderes y tomadores de decisión de las diferentes entidades de gobierno. La regulación juega un papel crucial en el desarrollo de la industria de Centros de Datos. Una regulación más certera y favorable puede ayudar a retener y atraer inversiones. La MEXDC aboga por políticas que incentiven la adopción de tecnologías sostenibles y la innovación, así como por la simplificación de los trámites burocráticos para la construcción y operación de nuevos centros de datos”, dijo Adriana Rivera, directora ejecutiva de la MEXDC.
Agregó que la Comisión de Talento es la que más actividad ha realizado alcanzado que la Universidad Politécnica de Querétaro ofrezca una nueva Ingeniería de Datos, además de un acuerdo de colaboración con otras nueve instituciones de educación superior del estado de Querétaro para enfrentar el déficit de talento especializado y capacitado para la industria de Centros de Datos.
Esta investigación es parte de “Los Desinformantes”, una serie de investigaciones sobre diferentes actores que desinforman en la región que realiza LatamChequea, la red de chequeadores latinoamericanos. Esta nota fue realizada en el marco del proyecto “Promover la información confiable y luchar contra la desinformación en América Latina” coordinado por Chequeado y financiado por la Unión Europea, su contenido es responsabilidad exclusiva de Aos Fatos y no refleja necesariamente los puntos de vista de la Unión Europea.
El camino de la investigación
Aos Fatos buscó declaraciones públicas de empresarios vinculados a las big techs, representantes de grupos lobbistas y políticos latinoamericanos sobre el tema. También buscamos información sobre la presencia de centros de datos y proyectos anunciados en cada uno de los países en los que identificamos la presión.
Esta nota fue realizada en el marco del proyecto “Promover la información confiable y luchar contra la desinformación en América Latina” financiado por la Unión Europea. Su contenido es responsabilidad exclusiva de Aos Fatos y no refleja necesariamente los puntos de vista de la Unión Europea.