“Mis hermanos, se mueren porque no tenemos cercanos centros de salud”, así sobrevive el pueblo indígena Araona a la pandemia
La Nación Araona sobrevive a la pandemia con difícil acceso a la salud. Las vacunas nunca llegaron a sus comunidades, pero la desinformación los invadió.
Por Lucas Illanes
A más de dos años de la pandemia, la Nación Araona, uno de los pueblos indígenas reconocidos en la Constitución Política del Estado (CPE) de Bolivia, no tiene acceso a las vacunas contra la Covid-19. Para recibir atención hospitalaria, los araonas deben trasladarse por días con un costo elevado. ChequeaBolivia entrevistó en septiembre a líderes indígenas araonas que contaron sus vivencias durante la pandemia, sobre la desinformación y las vacunas.
¿Quiénes son los araonas?
Son indígenas en situación de vulnerabilidad que viven en la Amazonía boliviana. Una investigación del Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (CEJIS) y Land Is Life considera que es una población en riesgo por su baja natalidad influenciada por su situación de aislamiento.
Actualmente no se sabe cuántas personas conforman la Nación Araona. Según las estimaciones del secretario de Urbanización y Culturas del Territorio Indígena Originario de la Nación Araona, Fride Matawa, hay 60 familias aproximadamente, es decir unos 200 habitantes.
La investigadora de la Universidad de La Trobe (Australia), Carola Emkow, informó en su estudio sobre la lengua araona que su población era de entre 20.000 y 30.000 personas para la segunda mitad del siglo XIX.
Emkow describe que el primer contacto registrado con los araonas fue con unos misioneros franciscanos. Después, fueron esclavizados por industriales del caucho. “De los miles que había al inicio del auge del caucho, sólo se conoce el destino de un puñado. El resto fueron muertos o abandonados para perecer en la selva”, afirma Emkow.
Ahora, la Nación Araona está compuesta por grupos de familias distribuidas en varias comunidades que viven cerca de los ríos Manupare y el Manurimi de la región amazónica del Departamento de La Paz en el Municipio de Ixiamas. Su asentamiento principal es Puerto Araona y su actividad económica se basa en la recolección de la castaña.
De acuerdo con la Biblioteca Virtual de Pueblos Indígenas del Estado, aunque el hábitat de los araonas se encuentra en La Paz, su relación con la sociedad nacional la sostienen con Riberalta, Beni.
Esto debido a que, como explicó el técnico del Instituto de Lenguas y Culturas Araona del Instituto Plurinacional de Estudios de Lenguas y Culturas (IPELC), Remberto Terrazas, es difícil acceder a las comunidades de los araonas. “Ixiamas está relativamente cerca de sus comunidades, no más de 100 kilómetros, pero no hay una conexión. Por eso, tiene que ir a Rurrenabarque, Reyes, Santa Rosa, Riberalta (Beni) y subir por agua hasta el territorio que está justo al frente”.
Distintas fuentes califican que son una comunidad sin contacto con otras poblaciones o “aislada”. Pero se sabe que la pandemia ocasionada por la Covid-19 que se originó en China, llegó hasta sus comunidades y ocasionó, incluso, muertes.
¿Cómo sobrevivieron los araonas a la pandemia?
Varios líderes indígenas contaron sus vivencias a ChequeaBolivia sobre cómo lograron sobrevivir a la pandemia.
No se sabe exactamente cómo se contagiaron. Algunos creen que contrajeron la enfermedad al tener contacto con las ciudades por sus actividades comerciales. Otras personas creen que algunas medidas que debían ayudarlos, fueron contraproducentes. Por ejemplo, recuerdan que los araonas presentaron síntomas de la Covid-19 cuando salían de sus comunidades para recibir víveres o bonos que otorgaba el Estado durante la pandemia.
“Nos hemos salvado como hemos podido”, recordó Pometsekatapó, Palex Washima, líder máximo de los araonas. Él cree que cuatro personas de su entorno murieron a causa de la Covid-19, entre ellas su padre. Relató que su padre tuvo síntomas y cuando la enfermedad agravó, fue trasladado hasta un centro de salud en Riberalta durante días. Su padre murió en el hospital y su cadáver fue enterrado en esta ciudad debido a que el transporte para trasladarlo a su comunidad “es caro”.
Chanito Matawa, otro líder indígena araona quien es asambleísta departamental indígena de La Paz, afirmó que un viaje de ida y retorno desde La Paz hasta su comunidad le cuesta unos 3.000 a 3.500 bolivianos por persona. “Mis hermanos se mueren porque no tenemos cercanos centros de salud”, sostuvo.
Para poder recibir atención médica hospitalaria, los araonas deben viajar mínimamente dos días y hasta seis días por vía terrestre y fluvial. En el mejor de los casos se puede llegar con transporte aéreo, la única forma es alquilar una avioneta que vaya desde una pista disponible en Puerto Araona hasta Riberalta por poco más de una hora. Los centros de salud y hospitales más cercanos a ellos están en El Sena y Riberalta.
“Si un niño, una niña, un ancianito, viejito, viejita se enfermó o le picó un bicho no hay dónde. ¿Qué hacemos? No hay carretera cerca o un pueblo. Si una persona está mal, tenemos que ir a El Sena o Riberalta, pero tarda tres días. En esos tres días puede morir, cualquier cosa puede pasar porque es lejos”, declaró Juan Carlos Arias, secretario de Educación de la Nación Araona. Él también compartió su experiencia con esta enfermedad y piensa que tres personas cercanas a él murieron a causa del nuevo coronavirus, entre ellas su tío. Arias dijo que la única opción para combatir las enfermedades en sus comunidades es la medicina tradicional, que ayudó también en la pandemia.
Como se evidencia, los araonas no tienen acceso a atención hospitalaria pronta a pesar de que la Constitución boliviana establece que todas comunidades indígenas tienen el derecho “al sistema de salud universal y gratuito que respete su cosmovisión y prácticas tradicionales”.
El impacto real de la pandemia en cuanto número de contagiados y muertes por Covid-19 en los araonas no podrá saberse nunca, pues pruebas para detectar Covid-19 no llegaron a sus comunidades, tampoco las vacunas.
La infodemia llega hasta los araonas, las vacunas no
Conforme a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el brote de la Covid-19 se acompañó de una de una cantidad excesiva de información que da paso a los rumores y la manipulación de la gente con intenciones dudosas. “En la era de la información, este fenómeno se amplifica mediante las redes sociales, propagándose más lejos y más rápido, como un virus”, indica este organismo internacional sobre la infodemia.
La desinformación no solamente es causada por el exceso de información, también por la falta de ésta. De hecho, Palex exclamó que no le ofrecieron información sobre las vacunas que nunca llegó hasta sus comunidades. Las diferentes entrevistas realizadas con los líderes indígenas araonas coinciden con esto, pues recibieron poca o nula información.
A pesar de que las familias araonas no cuentan con internet, ni televisión, ni radios de frecuencia modulada (FM), hay evidencias de que la desinformación sobre las vacunas contra la COVID-19 llegó hasta sus comunidades mediante los rumores de la gente con las que interactuaron.
“Dicen que cuando vacunan, se puede morir. Hay mucha gente que después de vacunarse se muere. Por eso mucha gente no quería vacunarse”, contó a ChequeaBolvia uno de los líderes araonas. Nuestro equipo explicó en varias ocasiones que las vacunas aprobadas son seguras y que antes de la aplicación masiva a la población se realizan pruebas estrictas.
Otra de las personas entrevistadas contó que las pocas personas vacunadas tuvieron que salir de sus comunidades para recibir el inmunizante cuando se enteraron que el Gobierno exigió el carnet de vacunación para el ingreso a distintos lugares, medida que luego se suspendió. Recuerda que los araonas vacunados presentaron fiebre por días y luego se calmaban. Este tema también fue abordado por ChequeaBolivia, pues en algunas oportunidades las personas pueden presentar efectos secundarios leves porque las vacunas hacen que nuestro sistema inmunológico se prepare ante una enfermedad.
La enfermera del Centro de Salud Conavi de Riberalta, Claudia López, quien constantemente trabaja en cuanto a vacunación contra Covid-19 y otras enfermedades, declaró a ChequeaBolivia que en las comunidades indígenas les dijeron que las “vacunas no servían para hombres” porque los deja infértiles. Esta desinformación puede generar impacto y rechazo a la vacunación en las comunidades indígenas que no cuentan con mucha población.
La información de que la vacunación produce infertilidad es errónea. Un estudio llevado a cabo en Estados Unidos con 45 hombres que recibieron inmunizantes de Pfizer o Moderna, mismas vacunas disponibles en Bolivia, mostró que el volumen y la concentración de esperma, así como la movilidad de los espermatozoides, no se vieron afectadas por la vacunación. Hay otros estudios similares que demuestran que la fertilidad no se ve afectada por las vacunas (1 y 2).
“La radio de comunicación significa salud”
La única forma de comunicación distancia entre los araonas es posible gracias cuatro radios de comunicación HF distribuidas en las comunidades araonas de Puerto Araona, Barreros y Chacra, y la última en la ciudad a Riberalta.
En mayo, algunas organizaciones de la sociedad civil facilitaron equipos de comunicación y enseñaron a varios araonas en Riberalta cómo manejar estos equipos.. Las mismas entidades en el mes de agosto les brindaron talleres sobre derechos de los pueblos indígenas, derechos humanos y derechos a la salud, con el objetivo de mejorar sus capacidades de incidencia ante instancias del Estado.
Marco Antonio Loayza en los talleres con habitantes de la Nación Araona (Fotos: Grupo Tábano).
Los araonas coinciden que estas radios mejoraron la comunicación pues es más fácil manejar sus temas comerciales, avisos cotidianos e incluso de emergencia relacionados con salud.
Conforme a Remberto Terrazas, técnico del IPELC, quien está en constante coordinación con los araonas con una de las radios en su casa en Riberalta, “la radio de comunicación es salud”. Terrazas recuerda que los araonas lo contactaron con la radio porque la salud de un joven empeoró debido a la picadura de una serpiente. Esto permitió que una ambulancia del Centro de Salud El Sena llegue al lugar más cercano donde podían llegar los araonas. “Lo salvamos”, aseguró.
¿Cómo pueden los araonas vacunarse?
ChequeaBolivia logró entrevistar en septiembre a distintos líderes indígenas en la ciudad de Riberalta, quienes estaban ahí preparándose para recorrer el largo camino hacia sus comunidades después de participar en la elaboración del Plan Operativo Anual (POA) en el Municipio de Ixiamas con el fin de hacer oír sus peticiones.
Nuestro equipo también investigó cómo podrían acceder a las vacunas en caso de que estos líderes quieran vacunarse en Riberalta. Se preguntó a personal del Centro de Salud Conavi, el más cercano al lugar de la entrevista que estaba a aproximadamente a unos 700 metros, si contaba con vacunas contra la Covid-19. “Actualmente no contamos con vacunas”, respondió la enfermera de este centro, Claudia López, en la sala de vacunación.
La directora de este centro de salud, Viviana Calle, explicó a ChequeaBolivia que las vacunas llegan después de hacer un requerimiento porque no se puede tener una gran cantidad de ellas por la poca demanda y evitar desperdicio. Según Calle, cualquier persona con su carnet de identidad puede acceder a la vacuna.
La máxima autoridad araona, Palex Washima, exigió que las vacunas lleguen a sus comunidades. “¿Quién se acordó de nosotros? Si quieren vacunarnos, tienen que ir allá, deben ir a nuestras a casas. Deben vacunar a toda la población completa”, sostuvo.
Como se explicó anteriormente, para llegar al pueblo araona se debe ingresar por Riberalta a pesar de estar ubicados en el municipio de Ixiamas, La Paz. Por lo cual, estos dos municipios deben coordinar la llegada de vacunas al Pueblo Araona.
La responsable del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) de la Red de Salud 07 Riberalta, Mercedes Ábrego, afirmó que las vacunas llegan a Riberalta desde Trinidad por parte del Servicio Departamental de Salud de Beni por vía aérea. Este proceso dura al menos dos días.
Ábrego dijo que brigadas de vacunación llegaron a los pueblos indígenas Chacobo y Cavineño, quienes en un principio “estaban reacios a la vacunación”. También admitió que las vacunas no llegaron hasta los araonas, pero para que una campaña de vacunación se haga realidad con el envío de brigadas debe haber una “buena planificación”. Esto para reunir a la mayor cantidad de gente en un lugar y así asegurar la cadena de frío de los inmunizantes.
Los araona también necesitan información confiable y de calidad sobre las vacunas que sea preferiblemente traducida a su idioma, el araona, para evitar desinformación y el rechazo a la vacunación.
Durante las entrevistas, los araonas coincidieron en sus peticiones: salud, educación y comunicación, derechos que figuran en instrumentos internacionales de derechos humanos o establecidos en leyes nacionales, pero a los cuales tienen difícil acceso.